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Mari Carmen Díaz Fernández: El niño


El Niño

Oleo (100 * 87,5 cm)

1.200 €

El denominador común de María del Carmen Díaz es unir en su obra la pura sensibilidad y la belleza; no siendo otra la intención de esta artista que la de aspirar a crear y transmitir con técnica sobria y directa, sin innecesarias estridencias, la plena vibración de la completa y compleja realidad sensorial que nos rodea: "la figura". Siguiendo así la más noble vena y secreto pulso de la pintura realista de todas las épocas:


"La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas" (Miguel Ángel Buonarotti)


La pintura realista en sus diversas manifestaciones se sustacia en la representación de la inmediata cualidad visual de la superficie sensorial del mundo. Sin embargo, el misterio del mundo, su sentido, subyace y se manifiesta esencialmente en el milagro del ser humano.


Y María del Carmen lo sabe. Es por eso que su obra casi siempre surge alrededor de la figura femenina, convirtiéndola en el eje principal en torno al cual gira su pintura, dotándola de un magistral juego de luces que le permiten realzar la belleza de los cuerpos, desprendiendo serenidad y transformándolo todo en un conjunto armonioso de gran belleza. La atmósfera de sus cuadros permanece sumergida en una buscada quietud y recogimiento.


Así su pintura nos acerca desde el sosiego de su afinada sensibilidad a su personal percepción de ese misterio del ser humano, plasmando en sus obras instantes de una vida, un momento extraño e inesperado, una situación en la que el protagonista de la obra queda enfrentado consigo mismo, dotándole de cierta melancolía. Esta expresión de melancolía y de suave tristeza de la mayoría de sus figuras se halla aún subrayada por el lenguaje, hecho de ponderación y mesura, de contención y gravedad, concentrando toda la atención en la traducción plástica del modelo.


Así, en la soledad y en la concentración de sus personajes, María del Carmen crea su propio universo psicológico.


Cada uno de sus cuadros es la representación de un escáner de su estado de ánimo; durante este último año su técnica ha experimentado algunos cambios, fruto de su afán de perfección.


Posee una especial singularidad acompañada de un extraordinario talento para representar en sus lienzos "el realismo". En sus óleos, luces y sombras coexisten en armonía, desde el rayo de luz que acaricia etéreo la piel desnuda, hasta aquellas sombras que se proyectan con una rotunda rebeldía.


La figura humana, sea de una mujer, un niño o de un hombre, es ya de por sí evocadora, sugerente, provocadora. Es quizá lo más complejo y ambiguo que existe y su presencia produce en nosotros recuerdos, inquietudes, deseos, situaciones y discursos.


Todo esto constata que esta pintora está consolidando una temática pictórica propia, inconfundible, tomando como tema casi siempre "el desnudo", pero siempre a partir de la reflexión estética sobre tres elementos: la belleza, la disposición para evocar y una palpable sensación de misterio que asaltan desde los cuadros a las personas que se acercan a ellos.


Dalila del Valle.

Artista y galerista.

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